
Jafar Panahi (Mianeh, Irán, 1960) es director, guionista y montador, considerado una de las voces más influyentes del movimiento de la Nueva Ola iraní. Tras estudiar en la Universidad de Radiodifusión de Irán y realizar cortometrajes, documentales y películas para televisión, trabajó como asistente de Abbas Kiarostami en A través de los olivos (1994). Su debut en el largometraje, El globo blanco (1995), coescrito con Kiarostami, se estrenó en la Quincena de Realizadores de Cannes y obtuvo la Cámara de Oro, marcando el inicio de una trayectoria internacional reconocida por su mirada humanista hacia la vida en Irán, en especial la de mujeres, niños y trabajadores.
Le siguieron obras fundamentales: El espejo (1997), Leopardo de Oro en Locarno; El círculo (2000), León de Oro en Venecia, prohibida en Irán por su retrato de la condición femenina; y Sangre y oro (2003), premiada en Un Certain Regard de Cannes pero igualmente censurada en su país. En 2006, Offside le valió el Oso de Plata en la Berlinale, narrando el desafío de jóvenes mujeres que querían asistir a un partido de fútbol.
Su carrera se ha visto marcada por enfrentamientos con el régimen iraní. Arrestado en 2009 y nuevamente en 2010, fue condenado a seis años de prisión y a 20 años de prohibición de dirigir, escribir o conceder entrevistas. Pese a ello, Panahi halló formas clandestinas de continuar filmando: Esto no es una película (2011), un diario filmado en su apartamento, llegó a Cannes escondido en un pendrive dentro de una tarta. Más tarde, Closed Curtain (2013), codirigida con Kambuzia Partovi, ganó el Oso de Plata al Mejor Guion en Berlín.
Con Taxi Teherán (2015), filmada por sí mismo en las calles, obtuvo el Oso de Oro en Berlín y el Premio FIPRESCI, alcanzando un impacto cultural sin precedentes dentro y fuera de Irán. En 2018 presentó Tres caras en Cannes, donde ganó el Premio al Mejor guion, y en 2022 recibió el Gran Premio Especial del Jurado en Venecia por Los osos no existen, mientras cumplía otra condena de prisión.
Liberado en 2023 tras una huelga de hambre, Panahi regresó en 2025 a la competición de Cannes con Un simple accidente, con la que obtuvo la Palma de Oro, sumándose así a la escasa élite de cineastas que han conquistado los máximos galardones de los tres grandes festivales europeos.
Su cine, siempre en tensión entre la poesía y la resistencia, sigue siendo en 2025 un referente internacional del poder del arte frente a la censura y la opresión.
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